Por petición implícita de Aigor escribiré mis aclaraciones (y perdones si es necesario) sobre «El Calor del Asfalto» 🙂
Cualquiera que haya leído a algún poeta lo sabrá, y los que no lo hayais hecho (aparte de recomendároslo) lo podreis intuir. Inundado por un sentimiento, un primer verso surge de nuestros pensamientos y a partir de ahí todo es desarrollar. Es como la definición y la declaración en programación, pero aún más poético ^_^ En una poesía desprecian el Amor y a las mujeres, y en la siguiente están a sus pies, cantando a sus cabellos rubios y a sus dulces gestos. De acuerdo que sean volubles, pero lo que realmente ocurre es que una poesía engloba un ánimo o un momento, no toda una personalidad o vida 🙂
En ese post y consiguiente poema todo gira en torno a la maldad que se le da a ELEGIR al ser humano, y al desastre que su elección conlleva. No escribiré un poema contrario pues sería la cosa más ñoña del mundo mundial (valga la estúpida redundancia 🙂 )
Al escribir te empapas del sentimiento (incluso lo exageras si es necesario) hasta el extremo de reducir tu campo de visión de los 180º a los 20º temporalmente… para escribir algo que transmita, o al menos no deje indiferente al lector. En este caso, como escribo para mí, me basta con que tenga un ritmo no del todo pésimo, una rima como mínimo aceptable, y la métrica me importa bastante menos, pues no me gusta privarme de bellas frases sólo porque se pasan una sílaba.
Conclusión. El ser humano es el animal más odioso de la tierra porque suya es la elección de sembrar el mal y lo ha elegido, pero también me alegro y doy las gracias por ser humana, ya que en cualquier otro caso, no hubiera podido disfrutar de acciones tan bellas, nobles y/o admirables como sólo el ser humano puede realizar, y con ellas causar sentimientos tan inexplicables como el Amor. Con sentimientos como el egoísmo o la ambición nace el mal, con la amistad y la hermandad germina el bien.
Así, nuestro don, se convierte también en nuestra perdición.
A simple vista parece un tema serio, digno de ser sopesado, invita a ELEGIR entre sentir o no sentir. Yo lo tengo clarísimo, aún con todas sus cosas malas, no podría vivir sin las buenas. Elijo… SENTIR.